viernes, 24 de febrero de 2012

El Platonismo Dialectico

¡Quien se creía ese cabron para tratarme como si solo fuera senos y vagina! me desesperaba de plano, esa conciencia que supuestamente tenia, puras pinches mentiras, así es amiga, no lo contaba mucho porque me daba un poco de vergüenza pero Emilio ya no era el ustedes conocieron, ¿Qué paso con el chico que me idolatraba? La neta no sé, a lo mejor tomo un curso rápido para hijos de la chingada, si es así, no es producto milagro, porque tiene resultados bastante exitosos.
Tu a lo mejor no te acuerdas, cuando lo conocí me acaba de dejar Manuel para irse a estudiar no se qué madres a Portugal, Emilio se acerco justo el día que él se fue, llego muy propio a hablarme en la fila del cine, andaba triste y para no estar sola le acepte el Café, andaba devastada a lo mejor ni te acuerdas, porque el que se chuto toda mi depre fue él, de eso si te acordaras de pronto apareció el chico colándose en las reuniones llevándome a la universidad, cosa que siempre me pareció medio idiota, por que el pasar por mí, para irnos en el autobús no tenía mucho sentido,  al poco rato ya estaba dando un taller de creación literaria, ya no pasaba por mi pero me lo encontraba en los lugares más idiotas, Carlos alguna vez me dijo que todo lo hacía para tropezarse conmigo, dejaba juntas de maestros o discusiones acaloradas para encontrarme ó solo verme pasar y saludarme.
Ya lo sé amiga, todas me dijeron  que a todas luces él quería conmigo algo más, pero yo no me daba cuenta, yo no me decía “Irene este güey quiere contigo”, bueno no me haré pendeja si lo suponía pero  era comodísimo tender un incondicional, mira nomas  con razón el pinche Luis Miguel andaba tan contento. Yo pensaba entonces que esa era la vida, tener alguien ahí para todo, porque neta, se le puede criticar muchas cosas pero no el ser muy dedicado.   
Hay amiga, la neta yo fui el que lo beso la primera vez, pero también el no puso ninguna resistencia, aparte casi tenía un letrero que decía “bésame”, yo le deje muy claro que solo era un beso y tan amigos como siempre, pero no se qué paso, la neta me dio un poco de miedo, el me miraba diferente entonces me arrepentí y me aleje un poco, pero él seguía de insistente, hasta que me recordó que yo había dicho eso de “tan amigos como siempre”.
Paso el tiempo, pero de eso tú te acordaras, como los poemas que me mandaba, muchos francamente feos si se permite mi opinión, en el que me contaba que me quería y que moría por mí. Nada más me decía ve este poema y me dices tu opinión, y entre tanta palabra bonita que yo pensaba para mi, tenia cosas medio raras, como el poemita que te enseñe, ¿te acuerdas? El de “me encanta cuando te veo porque tu belleza entonces se refleja en mis ojos” y el otro que de “a veces siento que mi amor es más puro, por que nace, vive, algunos días hasta se muere, sin necesidad de tocarte” lo que más me gustaba era el titulo “El Platonismo dialectico”.    
La neta no sé ni para que me acosté con él, por pendeja seguramente, pero parecía que explotaría si no lo hacía, el me adoraba y yo cedí un poco: trate de amarlo, pero no es que no quisiera, nada más que con él no, le hice un escándalo mientras lo hacíamos, no me veas así, si no me puse a gritar ni nada, me puse a llorar y a decirle que eso no estaba bien, el me vio desconcertado pero con temple de monje tibetano me miro con dulzura y me dijo que me amaba, que pasara lo que pasara nada cambiaria.
Lo deje de ver por un tiempo, pero cuando lo necesite estaba ahí, seguía al pie de la letra el poema de Benedetti, el del “haz de amor en los ojos” y la chingada, la neta no me acuerdo, no tengo cabeza para pensar en eso.
Entonces llego Federico, ¿Qué culpa tengo yo que me ganara?, mi corazón estaba sano, lo conocí y me enamore perdidamente de él, si lo sé, se rumoro que lo peor, el se alejo un poco y se volvió un poco raro, andaba por todos lados con su camarita, me empezó a llamar entonces Fulana, yo lo asocie a los poemas de Benedetti, por que alguna vez me regalo su Inventario. Ya sabes en que acabo la historia con Federico: se acostó con la zorra de Sandra y hasta anduvo con ella un tiempo, claro hasta que se encontró a otra.
Yo trate entonces de buscar a Emilio de otra forma darnos una oportunidad, el ya estaba cambiado, ya no eran poemitas, el tiempo que lo intentamos el anda en su mundo, bien a bien creo que nunca fuimos nada, por no hablarle claro me imagino que desconfiaba de mí. Dejaba de verme por temporadas y cuando me veía estaba en su onda jugando con la camarita, ya ni escribía según, se largo a su viaje del trabajo que consiguió como fotógrafo.
Me dejo abandonada, ¿Dónde estaba el incondicional para apoyarme cuando yo sufría? ¿Para taparme? O solamente decirme que me quería. Cuando regreso era otro, volvió escribiendo seguramente mucho más que cuando nos conocimos pero ya escribía distinto, sus poemas ya no eran de mis ojos sino a mis pechos, ya no era el aspirar a mi amor sino aspirar a mi cama, cada que me veía quería besarme, yo lo abría quien se creía el hijo de la chingada, para llegar como si mi cuerpo fuera suyo.
Tenía actitudes rarísimas amiga,  cuando me veía solo me insinuaba que estuviera con él, pero la mayoría de las veces me cancelaba, siempre tenía algo más importante que hacer, solo le falto decirme “fíjate que paso la mosca y me quede a escribirle poemas”, pero eso no es lo peor amiga, entre más me trataba mal más lo extrañaba, si ya se has de pensar que soy tonta, pero no se era interesantísimo hablar con él, antes de que empezara de caliente claro, porque yo no lo pelaba en ese sentido, bueno, en ese año me acosté con él un par de veces pero era por amistad.
Luego empecé a salir con Rafael. Carlos entonces me dijo, “¿no se te hace medio parecido a alguien?”, de acuerdo tenía un cierto parecido  tenia cabello largo, un poco desaliñado, pero este tenía lentes y le cagaba la poesía, un tipo bien diferente a Emilio, hay por cierto ya sé que te gusta el Carlos pero es un medio payasito deje de tomar café conmigo porque decía que yo solo quería hablar de su amigo, digo nada más para que sepas que clase persona es.
La  última vez que lo vi, amiga, me llevo el cuento que escribió, quería que yo lo leyera, ¿tú crees amiga?, después de todo lo que me ha hecho, me pidió que fuéramos a mi departamento  desde que se dedica solamente a escribir muchas de sus actitudes han cambiado es muy ceremonioso, y bueno pues era mi amigo, si ya lo sé no me veas así, ya sé que te acabo de decir pero yo pensaba que era diferente, que lo amaba porque era muy importante para mí, como a un hermanito.
Leí su cuento mientras el tomaba una copa de vino y cocinaba algo, me gusto mucho aunque no me siento con mucha calidad moral para hablar bien de su cuento, pues fíjate que solo le falto poner mi nombre, era mi historia con él, y ahí estaba el chavo que me enamoraba, que me escribía poemas, y hacia hasta lo imposible para que yo fuera feliz, hasta lo imposible y porque negar que hasta a veces me desesperaba, pero ante todo él era el hombre de mis sueños, con su cabello despeinado y la ropa desaliñada, su barba de cuatro días. Lo llame entonces a la sala conmigo, muy ceremoniosa también, a huevo no solo él puede estar en sus jueguitos pendejos, él me veía un poco desconfiado mientras se sentaba a mi alado.
Le dije entonces: “Emilio, tengo un problema grave”, el solo me veía amiga, hijo de la chingada, no sé cuando se me hizo tan frio pero, bueno, eso no cambiaba nada, cuando lo vi a los ojos sabia que todavía estaba el amor de mi vida, en algún lugar de ese cínico, “estoy perdidamente enamorada de ti, eres el amor de mi vida, siempre lo has sido y siempre lo serás” el entonces se acerco a mí para besarme, lo había hecho tantas veces los últimos años pero ahora algo era diferente yo lo amaba, me beso tiernamente mientras ponía sus manos en mi cadera, me senté en su piernas para verle directamente a los ojos mientras el subía sus manos por mi vientre y me acariciaba, pasaron unos minutos y ya acariciaba mis pechos descaradamente mientras me besaba el cuello.
“Emilio te amo, dime algo por favor” alcance a decir entre gemidos, el me separo un poco y  me quito la blusa totalmente, me besaba los senos, yo me enoje un poco, una aquí diciéndole que era el hombre de mi vida y el solo pensando en mis pezones, entonces me levanto la falda y me subió a él, yo no sabía lo que hacía, lo juro,  apagadamente le decía que lo amaba, te imaginas, entre gemidos le decía: te amo, te amo, te amo. Y él solo me besaba y me hacia suya, el amor que decía mis labios fue callado con sus besos.
Ahora no se qué hacer,  ándale amiga  ayúdame a escribirle un poema, o no sabes que concierto será pronto, ¡hay! ¿Qué libro no tendrá en su biblioteca?, amiga ayúdame estoy desesperada, casi considere el mandarle uno de sus propios poemas.